Al considerar si invitar a tu cita a tu casa después de una gran noche juntos, ¿te has detenido alguna vez porque te preocupaba lo que la gente pudiera pensar?
O, tal vez, has dudado en pedirle a tu pareja algo específico durante la intimidad, temiendo que piense que es extraño.
¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene este miedo, o quizás te has sentido solo en estos sentimientos?
El sexo y la sexualidad se asocian a menudo con la vergüenza. No estás solo si te encuentras navegando por estos sentimientos o preocupaciones. La buena noticia es que hay formas de aceptar exactamente lo que eres y lo que te complace.
- El vínculo entre el sexo y la vergüenza
- Efectos de la vergüenza en la salud mental
- Abrazar el sexo sin vergüenza
¿Por qué el sexo y la vergüenza suelen ir unidos?
El sexo se ha relacionado históricamente con el valor y la virtud. Para los hombres y las personas identificadas como masculinas, algunas lecciones sociales perjudiciales fomentan la visión del sexo como una conquista.
La sociedad empuja a la gente a comprometerse sexualmente, y hay una tendencia a juzgar a los que ven el sexo de forma diferente. A su vez, esto no deja espacio para la gente que es asexual o que simplemente tiene perspectivas diferentes en torno al sexo.
Por otra parte, a las mujeres y a las personas identificadas como femeninas se les suele enseñar que su sexualidad es algo que hay que ocultar y proteger. Limitarse sexualmente acaba por aumentar su valor. Históricamente, las mujeres solían ser objeto de trueque, como si fueran una propiedad, y su “virginidad” tenía un valor superior.”
Hoy en día, esto ha hecho que algunas mujeres sientan vergüenza por tener un deseo sexual activo de una manera que a los hombres y a las personas identificadas como masculinas no se les enseña a sentir.
Para las personas LGBTQIA+, el sexo puede parecer un tema vergonzoso. Durante años, muchas identidades sexuales y de género se consideraban trastornos mentales, y una perspectiva religiosa importante es que practicar cualquier cosa que no sea sexo cishet es una desviación sexual.
Incluso para quienes no se adhieren a la religión o la espiritualidad tradicionales, esas perspectivas perjudiciales pueden ser difíciles de desaprender, dada su prevalencia en nuestros medios de comunicación y nuestra cultura. Además, los procesos legales como la terapia de conversión siguen proyectando ideales que refuerzan los sentimientos de vergüenza dentro de ciertas comunidades.
El sexo también se ha utilizado como herramienta de poder y control. Las personas negras esclavizadas durante y después de la trata transatlántica de esclavos fueron obligadas a renunciar a su agencia sexual y posteriormente fueron marcadas con estereotipos debido a esas prácticas.
Aunque esta época no es la única en la que se han utilizado las agresiones sexuales como herramienta de control, los miembros de la comunidad negra han seguido lidiando con la vergüenza que ha supuesto esa historia.
Teniendo en cuenta este contexto histórico perjudicial y la representación de la sexualidad en los medios de comunicación actuales, puede ser fácil sentir una conexión entre la vergüenza y tus deseos personales, sobre todo si sientes que no cumples las expectativas de la sociedad o no sientes la afirmación de tus elecciones sexuales.
El estigma sexual puede aparecer en muchos lugares, como el sentimiento de vergüenza por tener la regla, por la forma o el tamaño de nuestro cuerpo, por haber sido diagnosticado de una infección de transmisión sexual (ITS) o por nuestra identidad de género u orientación sexual. También puede provenir de muchas fuentes, como nuestra cultura o creencias religiosas, la educación, las experiencias pasadas e incluso las historias que hemos escuchado de otros.
Cómo puede afectar a la salud mental el hecho de sentir vergüenza por el sexo
Cada uno de nosotros vive en un cuerpo, y ese cuerpo comprende muchas partes interconectadas, incluidos nuestros sentimientos y nuestra salud mental. Nuestros sentimientos pueden influir significativamente en cómo experimentamos los acontecimientos y en cómo aprendemos y procesamos la información. Esto también puede aplicarse a nuestra sexualidad.
Un estudio reciente sobre la actividad sexual lo corrobora. Los investigadores descubrieron que, en los últimos 18 años, la actividad sexual y las parejas sexuales han disminuido en los adultos. Los investigadores citaron varias hipótesis, como el aumento general de la depresión y la ansiedad como posibles vínculos con este descenso.
Aunque la investigación no aborda si los sentimientos de vergüenza tenían alguna relación con el descenso de la actividad sexual, los resultados indican que los sentimientos negativos pueden afectar negativamente a nuestra vida sexual.
Cuando nos sentimos física y emocionalmente seguros, podemos ser más libres para probar cosas nuevas, estar más abiertos a nuevas experiencias y estar más dispuestos a compartir algunas partes vulnerables de nosotros mismos. Esto puede incluir la exploración del placer, la identidad de género y la orientación sexual.
La vergüenza también puede llevar a evitar la atención sanitaria que puedas necesitar. Las personas que experimentan vergüenza y culpa en torno al sexo y la sexualidad pueden ser menos propensas a recibir servicios de salud sexual y reproductiva o a sentirse cómodas con sus cuerpos e identidades.
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Teoría de la resiliencia a la vergüenza
Según la publicación de Brené Brown de 2006, la teoría de la resiliencia a la vergüenza (TRE) ofrece una definición de trabajo de la vergüenza y una identidad conceptual para la vergüenza. Describe las principales preocupaciones de las mujeres que experimentan vergüenza e identifica las estrategias y procesos que las mujeres encuentran eficaces para desarrollar la resiliencia a la vergüenza.
Esta teoría también pretende comprender los distintos retos que conlleva la vergüenza.
Aun reconociendo las diferencias entre mujeres de distintas culturas y orígenes, Brown identificó varias categorías que pueden desencadenar la vergüenza en las mujeres, entre ellas:
- apariencia e imagen corporal
- sexualidad
- familia
- maternidad
- paternidad
- identidad profesional y trabajo
- salud mental y física
- envejecimiento
- religión
- hablar claro
- sobreviviendo al trauma
La teoría de Brown se centra en las mujeres y abarca algo más que el sexo, pero su enfoque en el origen de la vergüenza puede ayudarnos a desarrollar estrategias para combatirla.
Cómo abrazar el sexo sin vergüenza
La vergüenza es familiar, pero comprometerte con tu sexualidad de una forma que te haga sentir bien es posible. Dado que la vergüenza y el autoestigma pueden ser tan frecuentes, puede parecer desalentador embarcarse en un viaje para mitigar esos sentimientos. Tenemos algunas sugerencias para que empieces:
Escribe tus pensamientos
Tener un vehículo para sacar tus pensamientos y sentimientos puede ser un gran punto de partida y una opción para procesar las situaciones más adelante. No hay ninguna presión para compartir tu diario con nadie más.
Poner estas ideas por escrito puede ayudarte a profundizar para identificar de dónde vienen estos sentimientos. También puedes hacerte preguntas sobre cuáles son tus objetivos. ¿Cómo te gustaría sentirte con el sexo en el futuro? ¿Cómo sería tu relación ideal contigo misma o con tu pareja? Y cómo puedes trabajar de forma saludable para conseguir esos objetivos?
Para los que quieran hablar de estos temas con los niños, hacer que participen en una educación sexual sana e inclusiva es un buen punto de partida, ya que les permite aprender sobre su cuerpo, su salud y lo que les gusta, además de las herramientas en torno a la comunicación.
Conócete a ti mismo
Te sugerimos que te sientas cómodo contigo mismo y con tu cuerpo como primer paso para abrazar el sexo y comprender tu sexualidad.
La masturbación es una forma estupenda de familiarizarte con lo que te produce placer sexual. Los orgasmos liberan endorfinas que pueden reducir el estrés e inducir el sueño, lo que puede ayudarte a sentirte relajada.
Conocerse a sí mismo también puede suponer un autodescubrimiento en otros aspectos, como lo que te hace sentir bien fuera del dormitorio y aprender más sobre cómo es realmente tu cuerpo.
Sal con tu pareja. Ponte ropa que te haga sentir atractiva, segura y bien con tu cuerpo. Familiarízate con tus genitales mirándolos en un espejo. Explora lo que hace sentir bien a tu cuerpo: velas perfumadas en un baño caliente, tacto físico, sábanas limpias y crujientes, o una carrera al aire libre, por ejemplo.
Mantener conversaciones abiertas con un compañero o persona de confianza
Una vez que te sientas más cómodo trabajando con tus sentimientos, puede que te sientas preparado para hablar de ellos con alguien en quien confíes. Esto podría significar hablar del sexo en general o compartir algunos de los sentimientos y emociones sobre el sexo que has escrito en tu diario.
Además, al conocer lo que te gusta, recuerda que no estás obligado a realizar este descubrimiento con nadie más, aunque puedes hacerlo si quieres. Aprender lo que te gusta y lo que no te gusta puede facilitar la comunicación con tu pareja si te interesa hacerlo.
Construye un círculo de empoderamiento
Contar con personas positivas en tu esquina puede ayudarte en este viaje. Mientras aprendes a amar tu cuerpo por lo que es y por lo que puede hacer, alejar a las personas que refuerzan los pensamientos y sentimientos negativos podría ser un paso a considerar.
También puede ser útil rodearse de personas que te quieran a ti y a tu cuerpo tal y como eres. Estar rodeado de personas que refuerzan tus pensamientos y sentimientos positivos sobre ti mismo, tu cuerpo, el sexo y tu sexualidad puede ayudarte a seguir creciendo.
Muchos de nosotros hemos tenido seres queridos que mantienen perspectivas negativas en torno a los cuerpos y la sexualidad, y la interacción constante con estas narrativas puede hacer que sea difícil cambiar tu propia perspectiva.
Habla con un profesional
Aunque ciertamente hay medidas que puedes tomar por tu cuenta, y con el apoyo de tus seres queridos, la vergüenza y la culpa sexuales pueden ser problemas muy arraigados. Si te puede beneficiar la perspectiva de un profesional o simplemente quieres hablar de tus sentimientos con un experto neutral, considera la posibilidad de trabajar con un terapeuta o un proveedor de servicios de salud mental capacitado para ayudarte a explorar tus emociones e ideas y a desarrollar patrones de pensamiento y comportamientos sólidos y saludables.
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Resumen
Los sentimientos de vergüenza en torno al sexo y la sexualidad pueden ser omnipresentes y a menudo pueden resultar aislantes. No eres la única persona que se siente así; no tienes que superar esos sentimientos sola o sin recursos.
Para erradicar la vergüenza, alejémonos del concepto de “normalidad” y aceptemos el hecho de que cada cuerpo tiene un aspecto y un funcionamiento diferentes. La persona que mejor determina la norma para ese cuerpo es la que pertenece, no la sociedad. La persona que ha vivido en ese cuerpo toda su vida es probablemente la experta en el funcionamiento de ese cuerpo.
El autodescubrimiento y el rodearse de personas que afirmen tanto la positividad corporal como la sexual son pasos esenciales, y siempre puedes acudir a un profesional de la salud mental para hablar más a fondo, especialmente si tienes un trauma que te gustaría trabajar.
Podemos controlar estas partes de nosotros mismos y determinar qué compartimos, con quién lo hacemos y cuándo. Al afirmar nuestra autonomía, empezamos a romper el estigma de mantener nuestro yo sexual en secreto.